Hernán Lombardi aseguró que Mauricio Macri "demostró ser un firme piloto de tormenta". Reivindicó la libertad de expresión y el federalismo que busca consolidar la gestión y analizó qué dejó para los argentinos el G20.
Por Gonzalo Gobbi
Mauricio Macri le encomendó la organización del G20 a Hernán Lombardi, el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos. El encargado del backstage de la cumbre celebrada en noviembre reconoce que fue el desafío más grande de su vida, que “nada podía fallar” -aunque lo temió- y admite que los últimos 100 días previos “casi no durmió”. El encuentro mundial que centró los ojos en Argentina se desarrolló tras la disparada del dólar y la escalada de la inflación, “una tormenta” en la que Macri “volvió a demostrar ser un firme piloto”. Al menos así lo define el ingeniero al dialogar con LA CAPITAL en un impasse en su agenda en Mar del Plata, entre el descanso y el desarrollo de “La Noche de las Ideas” en la ciudad, mientras los medios públicos -bajo su supervisión- transmiten el Festival País 2019 para afianzar dos objetivos del gobierno: el federalismo y la cultura popular como “gran hito del verano”.
Hernán Lombardi, férreo conocedor de la industria turística, insiste en que el verano favorece la aplicación de “un concepto de dos herramientas imprescindibles” del gobierno: “Pensar y actuar”. “El turismo siempre es una palanca extraordinaria de reactivación de la Argentina, siempre lo fue. Y sobre todo en la salida de las devaluaciones, lo que se mueve es el turismo y el agro”, dice y tras elogiar la “descomunal oferta turística” de la Argentina y señalar el “desplazamiento de la demanda”, advierte que el fenómeno de que la gente vuelva a veranear en el país encierra “algo más” que una cuestión económica.
– El verano, como a muchos turistas, ¿también le permite a los funcionarios del gobierno descansar y pensar?
– Una sociedad que aspira a mejorar le dedica un tiempo de su devenir al pensar. Y eso es independiente de los sectores sociales y de las crisis. Pensar y actuar. La creatividad, buscar alternativas, innovar, requiere tiempo y energía.
– Después de un 2018 difícil, ¿hace falta ese tiempo para planificar este año la gestión sin perder de vista las elecciones, verdad?
– Ganar o perder elecciones es una contribución a la república y la democracia. Hay elementos de Cambiemos que son muy claros: introducir permanentemente la agenda del futuro, soñar el futuro, perfilar el futuro, que es resultado de lo que hacemos todos. El debate de ideas tiene que tener un lanzamiento teleológico al futuro, porque es un déficit que tenemos. Esto no implica eludir el presente ni desatender el pasado, pero si requiere soñar.
– Hablando de pasado y futuro, el 2019 era parte del futuro cuando Cambiemos inició el mandato en 2015 ¿Este presente encuentra al gobierno donde pretendía estar?
– En el medio está el necesario compromiso con la realidad. Hubo que atravesar una tormenta y también una sequía enorme. Un país que necesitaba financiarse por el déficit heredado, sin ahondar en la herencia, pero es así, después de algunas decisiones financieras que no dieron los resultados esperados, lo que hay que mantener inalterable es el rumbo de enamorarse del futuro.
– Hay economistas que sostienen que Mauricio Macri perdió el rumbo de su gobierno. Si no es así ¿cuál es hoy ese rumbo?
– Tiene rumbos muy definidos porque la sociedad eligió cambiar, los argentinos eligieron cambiar. El gobierno es un intérprete de lo que los argentinos decidieron hace más de 4 años. Nosotros somos mandatarios de esa decisión de cambio. Pero ¿cuáles son las dimensiones del cambio? Una de ellas es hablar con la verdad. Recuerdo cuando Mauricio Macri estaba como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y hubo una gran inundación en varios barrios. El habló y dijo con la verdad que esas zonas iban a seguir inundándose porque todavía no podían hacerse las obras. Decir la verdad para la política tradicional es una rareza, nadie hace eso. Hoy esas zonas ya no se inundan porque las obras se hicieron.
Los medios
Históricamente, cada gobierno construyó su propia relación con los medios de comunicación. El contacto con la prensa y la manera de difundir las decisiones políticas forman parte de la estrategia gubernamental, de gestión. Lombardi coincide en que el vínculo que hay hoy es “muy diferente” al de los años de gestión del kirchnerismo, pero por sobre todo remarca el concepto de libertad de expresión.
– ¿Cómo está configurada la estrategia de comunicación del gobierno de Cambiemos?
– Vivir con libertad de expresión es una de las grandes dimensiones del cambio y eso tiene que ver con la institucionalidad. Los argentinos queremos vivir con instituciones mejores, eso la gente lo expresa. No es casualidad que tres años después de asumir, más de 20 provincias estén con superávit. Eso es dimensión federal. Los medios, por su parte, están en una transformación tremenda a nivel mundial. La inmediatez, la velocidad. Lo que pensábamos que iba a pasar en cinco años pasó en seis meses. Y la discusión de la década kirchnerista fue tan mediocre en términos de medios que opacó los cambios que otros países ya estaban dando, mientras los argentinos discutíamos poner 6-7-8 al servicio del gobierno. Estamos llegando tarde. Sin embargo estamos cambiando y llegando a millones de usuarios a través de las redes, a través del celular. Estamos en una gran reconversión laboral.
– ¿Y en el caso de los medios públicos? En la agencia Télam también se vivió una “tormenta” durante el último año.
– En Télam había un sobredimensionamiento al calor de un populismo autoritario. Las empresas públicas de medios de sobredimensionaron. Télam pasó de 350 empleados en el gobierno de la Alianza a 970 con el kirchnerismo. La Televisión Pública también creció enormemente en cantidad de empleados, pero con la misma cantidad de servicios. En Radio Nacional pasó lo mismo. Reconvertir ese aparato que estuvo al servicio de un aparato de propaganda del gobierno no es sencillo. Había muchos privilegios y es difícil aceptar que hay que cambiar, pero lo estamos logrando.
– ¿Que mejoras se aplicaron dentro el Sistema Federal de Medios?
– Se nota la libertad de expresión. Es evidente. Uno escucha Radio Nacional o mira la Televisión Pública y encuentra libertad para expresarse, muchas veces con puntos de vista críticos sobre el gobierno y yo celebro eso. Nadie en tres años de gestión en un país tan polarizado puede decir que fue censurado en los medios públicos. Eso da orgullo, tiene un mérito enorme. Recibimos críticas de todos lados, sí, pero haber tenido la convicción de que los medios públicos sean un bastión de la libertad de expresión, es un orgullo enorme. Pero el otro bastión es el federalismo. Cuando asumimos se transmitían 18 festivales, ahora se trasmiten 60. Y la gente lo ve, se consume. Es un esfuerzo muy grande y una dimensión extraordinaria que lo agradecen sobre todo en el interior del país. Y la tercera dimensión es la modernidad. “Cont.ar” es una plataforma digital gratuita que tiene su aplicación, se ve perfecto y democratiza al máximo. Y nos permite llegar a las nuevas generaciones. Esa vocación innovadora tremenda da sus frutos.
– ¿Hacia dónde cree que van los medios de comunicación en Argentina?
– Hacia algo muchísimo más horizontal de lo que hasta ahora conocimos…
– ¿Eso implicaría perder o resignar profundidad?
– Justo ahí está la clave, es muy cierto lo que decís. Y creo que en esa horizontalidad es donde se va a redefinir quién plantea la lucha contra las fake news, quién le da seriedad, quién le da calidad, profundidad, profesionalismo a lo que se hace. El gran desafío es que sea horizontal pero sobre todo verdadero y profundo.
El desafío del G20
– ¿Qué dejó el G20 para los argentinos? ¿Para qué servirá haber sido sede de este evento en el corto y mediano plazo?
– Cuando el presidente Mauricio Macri y el jefe de Gabinete Marcos Peña me encomendaron la organización del G20, esa decisión estaba envuelta en la dimensión en la que Cambiemos interpreta lo que le pasa a los argentinos. Queremos insertarnos de una forma inteligente en el mundo. Así como un marplatense quiere a su ciudad y se preocupa por ella, también necesita ver lo que pasa en Shangai, en Toulouse o en Hamburgo, es necesario. Los argentinos estuvimos trágicamente desconectados del mundo, con una relación ambivalente. El G20 es la oportunidad de pertenecer a las principales economías y democracias del mundo.
– Para usted, en lo personal, fue todo un desafío ¿verdad? Algo podía haber salido mal al organizar esa cumbre y eso hubiera sido su responsabilidad.
-Fue un desafío enorme, tal vez el más grande de mi vida. Pero la organización termina expresando la política. El presidente y Marcos Peña me pidieron que armara una lista con todo lo que podía fallar. Les dije que era una enciclopedia plantear todo eso. Los últimos cien días no se durmió. Dormía dos horas pero no podía descansar, pero salió fantásticamente bien. Y hay resultados concretos. Ya salió el primer embarque de cerezas a China. Se va a facilitar la inversión de los franceses en el subte. Necesitamos levantar las barreras que tenemos con el mundo. Pero me importa también el campo de las ideas y Argentina demostró que puede organizar uno de los eventos más complejos del mundo.
Elecciones 2019
El titular del Sistema Federal de Medios emplea una frase repetida al ser consultado sobre las elecciones presidenciales de este año. “Es prematuro hablar del tema”, dice, como muchos, para que la contienda ya en marcha no opaque la responsabilidad de la gestión. Pero Lombardi, enseguida, reconoce también que si bien “el escenario electoral todavía no está configurado”, hay “algunas cosas que ya las podemos ver”.
– ¿Cree que la mayoría de la gente va a acompañar la profundización del modelo que encabeza Mauricio Macri o que va a volver a cambiar?
– Esto es algo de lo que ya se puede ver. Acá claramente van a confrontar la dimensión del cambio con la dimensión de vuelta al pasado. Y por eso es necesario que la gente mire hacia el futuro, pero tenemos que construir esa dimensión de futuro y eso por supuesto es un gran desafío. El trabajo sin embargo está centrado en la gestión.
– Hay mucha gente preocupada por la cuestión económica: las tarifas, la inflación, el dólar…
– Dificultades hay muchas. Nosotros las percibimos, por supuesto. Al dirigente que tiene que comunicar que aumenta la tarifa de gas o de la luz le cuesta horrores. O ¿alguien puede pensar que anunciar algo así se puede disfrutar o que se hace con placer? Pero son decisiones en las que hay avanzar para poner a Argentina en un modelo sustentable que permita crecimiento y desarrollo. Si no es sustentable tenemos estas crisis repetidas que hemos sufrido. Tengo 58 años ¿cuántas crisis de repetición viví? Y eso fue lo más triste de la tormenta del año pasado. Mucha gente pensó “esto ya lo viví”. No, estamos creando algo sustentable para el futuro. Es muy difícil para nosotros explicar el movimiento contrafáctico. ¿Qué hubiera pasado si hubiera cambiado de novia o si en vez de seguir derecho hubiera seguido psicología?
– ¿Qué hubiera pasado si Macri hubiera perdido en el ballotage del 2015 quiere decir?
– Bueno, Venezuela nos resuelve una parte del movimiento contrafáctico. Si el kirchnerismo duro nos llevaba a Venezuela, menos mal que cambiamos. Y la otra cuestión es que Macri volvió a demostrar ser un firme piloto de tormenta en todos estos meses. Tuvo la decisión de seguir hacia adelante y hoy tenemos una situación mucho más estabilizada de la que había hace cinco meses. Hay que ser prudente. La apuesta general al diálogo y la convivencia es lo que nos genera un mejor futuro. Diálogo y convivencia, siempre manteniendo los principios con los cuales se está gobernando.